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¡Buenos días! Esta semana queremos hablaros del envejecimiento y el Síndrome de Down, ya que en este grupo de población el envejecimiento, en tiempo y forma, es distinto al de otros grupos.

 

Envejecimiento y Síndrome de Down.

 

La esperanza de vida de las personas con Síndrome de Down (SD) está aumentando considerablemente gracias, por un lado, a los avances sanitarios y, por otro, a las condiciones de vida. Sin embargo, las personas con SD envejecen de forma más prematura, alrededor de los 45 años, con mayor riesgo de determinados problemas de salud, deterioro funcional y cognitivo.

Las personas con SD en edades avanzadas (45-50 años) presentan mayor riesgo de (Farriols Danés, 2012):

•Demencia
•Depresión
•Cambios dermatológicos
•Menopausia temprana
•Trastornos auditivos y visuales
•Epilepsia de aparición tardía
•Hipotiroidismo
•Obesidad
•Apnea del sueño
•Osteoporosis y otras afectaciones musculoesqueléticas
•Limitaciones en la capacidad cardiorrespiratoria
•Susceptibilidad mayor a las infecciones

Como consecuencia de lo anterior, están surgiendo nuevas necesidades en las personas con SD que la medicina, en general, y la psicología del envejecimiento, en particular, deben atender.

 

Envejecimiento neuropsicológico en el síndrome de Down.

 

Diversos estudios nos indican que las personas adultas con Síndrome de Down con edades entre 38 y 62 años tienen cambios neuropsicológicos significativos en áreas del lenguaje, memoria y estado cognitivo general, en relación con otras personas con SD más jóvenes.

En cuanto a los cambios en el funcionamiento cognitivo, están afectados la memoria, el lenguaje, las habilidades visuoconstructivas, las funciones ejecutivas y las praxias. Aunque hay una gran variabilidad entre personas con SD, los cambios que destacan a nivel neuropsicológico son dificultades de aprendizaje (sobre todo en adquisición de nuevas habilidades), lentitud en los tiempos de reacción, cambios en la memoria traducidos, inicialmente, en pequeños olvidos con dificultades de atención y concentración. También hay un incremento de la dificultad para realizar trabajos complejos, resolución de problemas y deterioro en la capacidad de lenguaje y expresión (Signo, Bruna, Guerra-Balic, Fernández y Canals, 2016)

A nivel emocional y conductual se dan alteraciones como depresión, ansiedad, trastorno obsesivo compulsivo, alteraciones del comportamiento, disminución de la autoestima y preocupación marcada o miedo ante la pérdida de familiares o amigos (Signo et al., 2016).

El seguimiento del proceso de envejecimiento aproximadamente sobre los 35 años, favorece la detección temprana y la prevención del deterioro cognitivo. De la misma manera, debemos estar atentos a los cambios a nivel de estructura social de la persona (fallecimiento de un familiar, cambio de residencia y personas con la que convive, etc.) ya que pueden ser fuente de alteraciones psicológicas como depresión e influir en un posible deterioro cognitivo.

 

Demencia. La prevalencia de la enfermedad de Alzheimer en las personas con síndrome de Down.

 

El tipo de demencia que se asocia más al SD es la enfermedad de Alzheimer. Sin embargo, otro tipo de demencia que, aunque con menos frecuencia, también se ha asociado a personas con SD es la demencia por cuerpos de Lewy (Farriols Danés, 2012).

La tasa media de prevalencia de enfermedad de Alzheimer en el síndrome de Down parece estar alrededor del 15%, y aumenta con la edad. La media de edad a la que se inicia en la población con síndrome de Down es considerablemente más baja: unos 20 años antes que en la población general (Flórez, 2010).

Los síntomas iniciales de la EA que se pueden ver en las personas con SD pueden ser diferentes a los de la población general. Son frecuentes la apatía, falta de cooperación, indiferencia, depresión o deficiente comunicación social. Como hemos visto en el apartado anterior, también se dan problemas de planificación y atención. Sin embargo, los problemas de memoria aparecen de forma más tardía (Signo et al., 2016; Flórez, 2010).

También se dan cambios a nivel de conducta en las personas con SD y diagnosticadas de Alzheimer, como son: apatía, episodios de excitación ruidosa, conducta destructiva, agresiva o difícil, retraimiento, pérdida de interés, limitación de la respuesta a la gente, desasosiego, inadecuación social, aislamiento, cambios fuertes en el apetito, trastornos del sueño, incontinencia, hurtos, cambios de personalidad, aumento de dependencia, etc. (Flórez, 2010).

Puede llegar a confundirse el inicio de demencia con un trastorno depresivo, sin embargo, el pronóstico y el tratamiento de ambos son radicalmente distintos.

 

Algunos síntomas propios tanto de la depresión como de demencia son:

Los síntomas de depresión y demencia son frecuentemente confundidos.

 

Apatía o inactividad
Pérdida de interés
Pérdida de peso
Estado de ánimo depresivo
Irritabilidad
Retraso psicomotor
Dificultades para el sueño
Etc.

 

Síntomas de depresión:

Tristeza
Crisis de sollozos
Cansancio
Conducta agresiva
Conducta autolesiva
Falta de apetito
Etc.

 

Síntomas de demencia:

Convulsiones
Cambios de personalidad
Pérdida de lenguaje
Desorientación
Trastorno en su capacidad de aprendizaje
Temblor fino de dedos
Preocupación excesiva por su propia salud
Conducta estereotipada
Etc.

 

 

Como vemos, hay síntomas que pueden hacernos confundir una depresión con un deterioro cognitivo debido a una demencia, pero una pérdida de lenguaje (no debida al aislamiento o apatía de la depresión), una conducta estereotipada o convulsiones nos pueden indicar la existencia de demencia. En cualquier caso, siempre hay que acudir al neurólogo y neuropsicólogo cuando se tengan dudas.

También cabe destacar que el inicio de la enfermedad de Alzheimer en personas con SD tiene un predominio de la corteza prefrontal, afectando a la capacidad de planificar, atender y ejecutar acciones, así como produce en fases más avanzadas, cambios en la personalidad.

 


 

El envejecimiento no está solamente ligado a la edad, sino que también depende de otros factores sociales, familiares, personales (calidad de vida, reserva cognitiva, etc.), y organizacionales (en cuanto a programas de intervención). Es decir, es de vital importancia el cuidado en el momento del envejecimiento, pero también lo es la prevención y tener unos adecuados hábitos de vida que los hagan más “resistentes” frente al envejecimiento.

Según Signo et al. (2016) El envejecimiento satisfactorio en personas con SD, deberá ser entendido como un proceso que depende del éxito alcanzado a la hora de adaptar el entorno a las circunstancias de cada individuo, de tal manera que, aunque sus condiciones sean menos óptimas, pueda seguir manteniendo lo que antes consideraba gratificante e importante.

Se debe llevar un correcto control a nivel médico y psicológico para detectar de forma precoz, y prevenir, el deterioro cognitivo.

No queremos terminar sin recordaros que, en personas con Síndrome de Down, es necesario iniciar el seguimiento del estado cognitivo y emocional sobre los 35 años. Este seguimiento lo deben hacer los familiares mediante la observación y registro de los cambios a nivel social, familiar, de salud, etc. y el equipo multidisciplinar a nivel médico y psicológico. De la misma manera, hay que conocer las diferencias del envejecimiento en el SD, y las diferencias individuales de cada persona, para adaptar el tipo y forma de estimulación cognitiva necesaria para prevenir o frenar el deterioro cognitivo.

 

 

A continuación os dejamos un informe sobre los diferentes retos que afectan a las personas con síndrome de Down y sus familias durante su proceso de envejecimiento. Las personas con síndrome de Down y sus familias

 


 

Si tenéis cualquier duda, consulta, necesitáis ampliar información o tenéis un familiar que necesita realizar psicoestimulación para prevenir o frenar el deterioro cognitivo, no dudéis en poneros en contacto con nosotras.

¡Feliz lunes!

 

 

Referencias: 

Farriols Danés C. (2012). Aspectos específicos del envejecimiento en el síndrome de Down. Revista Médica Internacional sobre el síndrome de Down, 16(1), 3-10.
Flórez J. (2010). Enfermedad del Alzheimer y síndrome de Down. Revista Síndrome Down, 27(2), 63-76.
Signo S., Bruna O., Guerra-Balic M., Fernández R., Canals G. (2016). El proceso de envejecimiento de las personas con síndrome de Down: estudio multicéntrico para la detección de los cambios neuropsicológicos. Revista Síndrome Down,33, 82-93.
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