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¡Buenos días! La entrada del blog de esa semana la vamos a dedicar a la INTELIGENCIA EMOCIONAL.

A continuación vamos a definir qué es la Inteligencia Emocional y las habilidades que la componen para, finalmente, ver cuáles son los beneficios de desarrollar o entrenar este tipo de inteligencia en personas mayores.

 

¿Qué es la Inteligencia Emocional?

 

La Inteligencia Emocional se entiende, según Mayer y Salovey, como la habilidad para percibir, valorar y expresar las emociones adecuadamente y adaptativamente; la habilidad para comprender las emociones; el uso de los recursos emocionales; y la habilidad para regular las emociones en uno mismo y en los demás.

Es decir, es la capacidad que tenemos para gestionar, comprender o manejar nuestras propias emociones y las de los demás. 

Este tipo de inteligencia está compuesta por habilidades que pueden aprenderse a lo largo del ciclo vital a través del entrenamiento adecuado. A las personas mayores de 60 años (y a muchos de los jóvenes de hoy en día) por la época en la que crecieron, no se les enseñó a reconocer sus emociones. De hecho no estaba bien visto expresarlas o hablar de ellas.

 

 

Habilidades que componen la Inteligencia Emocional:

 

1. Percepción de las emociones:

 

Se refiere a la habilidad para percibir las propias emociones y las de los demás. Puede parecer sencillo pero hoy en día muchas personas no saben diferenciar entre estar tristes o enfadados, sentir miedo o ansiedad, tristeza o depresión, etc. Por otro lado, el reconocimiento de las emociones de los demás se define como EMPATÍA.

 

Empatía: Es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. No se trata de pensar o sentir igual que la otra persona, no significa estar de acuerdo con el otro, sino de comprenderle y manifestarle que entendemos cómo se siente, respetar sus sentimientos y razones para comportarse de una forma determinada.

 

Ejemplos de percepción emocional son la identificación de las emociones propias y de otras personas así como la precisión en la expresión de emociones.

 

2. Facilitación emocional:

 

Habilidad para generar, usar y sentir las emociones como necesarias para comunicar sentimientos o utilizarlas en otros procesos cognitivos (memoria, atención, funciones ejecutivas, etc.). Ejemplos de la facilitación emocional son usar las emociones para facilitar la toma de decisiones o usar los estados emocionales para facilitar la solución de problemas y la creatividad.

 

3. Comprensión emocional:

 

Habilidad para comprender la información emocional, cómo las emociones se combinan y progresan a través del tiempo y saber aprender los significados emocionales. Ejemplos de comprensión emocional son la comprensión de las causas y consecuencias de varias emociones, la interpretación de sentimientos complejos o la comprensión de la transición entre emociones (por ejemplo como la frustración puede dar lugar a ira o tristeza según la persona y/o la situación).

 

4. Regulación emocional:

 

Habilidad para dirigir y manejar las emociones tanto positivas como negativas de forma eficaz. Para esto se ha de estar abierto a los sentimientos, modular los propios y los de los demás. Ejemplos de regulación emocional son la conducción y expresión de emociones, la implicación o desvinculación de estados emocionales o saber dirigir las emociones propias y las de los demás.

 

En resumen, la Inteligencia Emocional supone percibir emociones; saber reconocer esas emociones; manejarlas y saber utilizarlas. Con esto conseguimos tener autoconciencia y autocontrol sobre nuestras propias emociones y empatía y habilidades sociales con respecto a los demás.

 

¿Qué beneficios tiene el desarrollo de la Inteligencia Emocional en personas mayores?

 

En realidad la educación o entrenamiento de la Inteligencia Emocional en personas mayores tiene los mismos beneficios que en personas jóvenes o adultas. Facilita una adecuada socialización, mejora la calidad de vida y actúa como factor protector ante problemas psicológicos y médicos que pueden aparecer a lo largo del ciclo vital y, específicamente, en el adulto mayor.

Pero ¿qué se consigue entrenando la Inteligencia Emocional?:

  1. Favorecer las competencias cognitivas y emocionales para facilitar la adaptación y el afrontamiento de problemas.
  2. Prevenir el desarrollo de problemas emocionales como depresión o ansiedad.
  3. Se potencia la adaptación, la calidad de vida y el bienestar emocional y social de las personas.
  4. Mejora la autoestima.
  5. Se aprenden habilidades sociales para mejorar la calidad de las relaciones interpersonales.
  6. Conocer la relación entre emociones y pensamientos.

 

En resumen, y como bien apuntábamos al comienzo del artículo, el conocimiento y expresión de las emociones no era algo que se desarrollase en la época en la que nacieron las personas mayores, de hecho, estaba mal visto expresarlas. Esto ha hecho que muchos de ellos hayan llegado a la edad adulta sin unas herramientas básicas para tener una buena relación consigo mismos y los demás, así como una buena calidad de vida.

Muchos no expresan el miedo que les producen muchas de las situaciones a las que se tienen que enfrentar en esta etapa vital, tampoco saben evaluar la calidad de sus pensamientos para no dejar que pensamientos negativos e irracionales les amarguen la vida, así como no saben como estos pensamientos influyen directamente en sus emociones y estas, a su vez, en su salud.

La Inteligencia Emocional ya está en los colegios, en las empresas, en los anuncios publicitarios, en las carreras universitarias… Y también se trabaja con adultos mayores.

No lo dudes: ¡desarróllala, trabájala y vive las emociones!

 

Os dejamos un vídeo donde se habla de la importancia y función de 5 de las 6 emociones básicas (alegría, tristeza, miedo, asco, ira, sorpresa) a través de la película INSIDE OUT (Del Revés).

 

¡Os deseamos un feliz lunes y una mejor semana!

 

Asociación Memoria Vital Psicología.

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