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¿A qué nos referimos con Estimulación Cognitiva?

 

Cuando hablamos de estimulación cognitiva o psicoestimulación nos referimos a todas aquellas actividades que se dirigen a mejorar el funcionamiento cognitivo en general (memoria, lenguaje, atención, concentración, razonamiento, abstracción, operaciones aritméticas y manipulativas o praxias) por medio de programas de estimulación.
Estos programas consisten en estimular y mantener las capacidades cognitivas existentes, con la intención de mejorar o mantener el funcionamiento cognitivo y disminuir la dependencia de
la persona. Se trabaja sobre las capacidades que conserva la persona (y no las que ha perdido) y sobre las que están parcialmente afectadas, de manera que se logra evitar la frustración.

Todo esto contribuye a una mejora global de la conducta y estado de ánimo como consecuencia de una mejora de la autoeficacia y autoestima por parte del usuario.

Si buscamos actividades de estimulación cognitiva en internet, encontramos muchos (y muy buenos) libros de ejercicios publicados por distintitas asociaciones y fundaciones. Normalmente estos ejercicios se realizan sentados delante de una mesa con papel y lápiz. Pero ¿qué ocurre cuando la persona no sabe escribir y/o leer, cuando se niega a estar sentado, cuando ya no puede escribir por artrosis en las manos o falta de visión?, ¿Y si no le motiva ese tipo de ejercicio?

Conforme avanza la enfermedad es más complicado realizar ese tipo de ejercicios de “papel y lápiz”, además, no todos tenemos la paciencia para sentarnos con una persona a “hacer los deberes” como la mayoría los llamáis.

Por esta razón, desde la Asociación Memoria Vital Psicología, queremos daros algunas ideas para realizar con vuestros familiares o amigos afectados de demencia. Actividades más prácticas, y siempre con una premisa: CENTRADAS EN LA PERSONA, o lo que es lo mismo, PERSONALIZADAS.

 

¿Cómo y cuándo realizar estas actividades?

 

Las actividades deben realizarse siempre y cuando la persona con demencia las acepte con buena actitud. Si no quiere realizarlas lo dejaremos y volveremos a intentarlo un poco más tarde. Si los “forzamos” a hacer algo que no quieren corremos el riesgo de que, en posteriores ocasiones, vayan a negarse rotunda y sistemáticamente. Ahora, igual que es importante no insistir (en exceso), también lo es no DESISTIR. La estimulación cognitiva, que estén activos a nivel “mental”, es muy importante para su calidad de vida y para la evolución de su enfermedad. Si os encontráis con que no quieren realizar ningún tipo de actividad, poneos en contacto con nosotros. Puede parecer que hacer estimulación cognitiva es algo sencillo, pero los afectados de cualquier demencia tienen características muy especiales que los profesionales conocemos y, aunque siempre aprendemos con cada uno de nuestros usuarios, que, además, sabemos manejar.

La mayoría de las actividades es siempre mejor realizarlas en compañía. Por varias razones; porque, en la mayoría de casos, les gusta sentir la compañía y porque inevitablemente, conforme avanza la enfermedad, necesitan más ayuda.

 


ACTIVIDADES PRÁCTICAS:

 

-Ver fotos en compañía.

 

Podemos ver fotos antiguas en las que vayamos comentándolas con la persona. Siempre sin forzar al “¿te acuerdas?”. Si no responde a la primera, o vemos que se siente incómodo, pasaremos a la siguiente foto con la misma calma y actitud positiva del principio. Es importante evitar la frustración en el afectado de Demencia y también en nosotros mismos, ya que nuestras emociones se “contagian”.

 

-Escuchar música que le guste.

 

Música que les guste, que hayan escuchado a lo largo de su vida. Si es en compañía mejor, y si nos arrancamos a bailar…¡MUCHO MEJOR!

 

-Dar un paseo y visitar sitios que le puedan resultar familiares.

 

Si no los recuerda no hay que forzar ni hacer evidente esa falta de recuerdo.

 

-Poner la mesa.

 

Si no es capaz de hacerlo sola/o sin ayuda, podemos dividir la acción en partes como; doblar y poner las servilletas, después contar cuantas cucharas hay que poner y cogerlas del cajón, etc. Dependiendo del grado de deterioro, será necesaria la supervisión y, por supuesto, el trato paciente.

 

-Hacer la cama.

 

Parece una actividad muy sencilla, pero se trabaja la capacidad de atención, de recuerdo (como lo llevo haciendo toda la vida) y las funciones ejecutivas (aunque sea algo que tenemos “automatizado” son acciones que requieren planificación y una secuencia de pasos a seguir).
Además, se fomenta la autonomía y la autoestima.

 

-Participar en la elaboración de la comida.        

 

En estados muy iniciales de la enfermedad en los que aún recuerdan recetas y hacen la comida, podemos ser sus “aprendices”. Nos pueden enseñar las recetas que conozcan y trabajan la memoria, la atención, funciones ejecutivas, praxias, etc. Además, su autoestima se ve beneficiada y se fomenta su autonomía.

Conforme avanza la enfermedad y, según las habilidades manipulativas de la persona, podemos hacer que nos ayude él o ella a nosotros pelando las patatas, lavando verduras o fruta, o simplemente estando sentado/a en una silla, con los ingredientes de la comida encima de una mesa, e ir pidiéndoselos de uno en uno conforme nos hagan falta (“Dame la patata, ahora la zanahoria”).
Si no son capaces de realizar ninguna de estas acciones puede acompañarnos igualmente mientras contamos lo que vamos haciendo paso a paso (como en los programas de cocina de la televisión).
Fomentamos que se relacione socialmente; a todos, en alguna medida, estar en la cocina mientras otro cocina nos trae recuerdos agradables.

 

-Doblar la ropa de la colada.              

 

Trabajamos las praxias, la atención, el recuerdo (todos doblamos los calcetines a “nuestra manera”), etc. También la autoeficacia y con ello la autoestima. Por supuesto, como en todas las actividades, si es en compañía, mejor.

 

-Pasar la escoba.

 

Bien o mal, no importa. Si físicamente puede hacerlo, podemos intentar que al menos esté de pie un rato y mueva la escoba de un lado a otro. Trabajamos equilibrio, coordinación, praxias, atención, etc.

 

-Colorear o hacer ejercicios en compañía.    

 

Deben ser sencillos, retadores y motivadores. Es decir, ni muy fáciles ni muy difíciles. Siempre y cuando la persona conserve las capacidades para poder realizarlos, claro está.
Estos ejercicios pueden ser jugar al dominó, colorear, encontrar las siete diferencias, sopas de letras sencillas. Podemos acompañarlos realizando nosotros actividades similares.

 

-Jugar con niños.

 

Siempre que estos sean conocidos para la persona, que no supongan un estrés para ella y que el tipo de demencia que padezcan sea compatible. Por ejemplo, las demencias frontotemporales, en algunos casos, producen cambios en la personalidad, falta de empatía, falta de paciencia, etc. En estos casos saltará a la vista que el jugar con un niño no va a ser beneficioso para ninguna de las partes. Como en todo, habrá que aplicar el sentido comun.

Pero, en general, la pareja formada por un niño y un afectado de demencia puede sorprendernos gratamente. Si no supone un riesgo para ninguno de los dos, siempre es beneficioso. Por supuesto, en caso de duda, podemos supervisarlos.

 

-Comentarle las noticias o lo que dicen en su programa favorito.

 

Conseguimos que pacientes con problemas de somnolencia puedan estar atentos a lo que están viendo. Además, también fortalecemos lazos sociales con ellos, los mantenemos informados de lo que sucede en el mundo, y con ello, orientados a la realidad de su entorno.

 

-Ir al supermercado en compañía.

 

Que nos acompañen al supermercado, dejarles la lista de la compra, y que nos ayuden a buscar los productos, seleccionar el nuestro entre muchos del mismo tipo (por ejemplo, la leche Asturiana, frente a la Pascual y la de marca blanca), cogerlo y echarlo al carro o cesta.
En caso de personas con deterioro más avanzado lo podemos realizar como una actividad específica para ellos, es decir, dejar algunos productos sin comprar en nuestra compra habitual e ir posteriormente con ellos y hacer lo anterior. Trabajamos atención, memoria, praxias, funciones ejecutivas, autoeficacia, autoestima, relaciones sociales, etc.

 

¿Por qué no seguir escribiendo a máquina o haciendo fotografías? No importa si lo hacen bien o no.

 

-Actividades específicas que se correspondan con el trabajo que han realizado a lo largo de su vida.

 

Un ejemplo puede ser un afectado por Alzheimer que ha trabajado 50 años como mecánico. Para trabajar la memoria, la atención, reminiscencia (recuerdos sobre su pasado y su personalidad), y praxias (habilidades manipulativas) realizamos el siguiente ejercicio:

Una caja de madera llena de tornillos y tuercas de distintos tamaños.
La actividad consiste en buscar y seleccionar los tornillos entre las tuercas. Una vez hecho esto, separarlos por tamaños. Y, finalmente, buscar la tuerca que corresponda a cada tornillo y enroscarlo.

Trabajamos la atención selectiva por fases, de menor a mayor dificultad, de forma manipulativa y entrenando la psicomotricidad fina.

Y lo que es más importante: es una actividad centrada en la persona, en su historia, sus vivencias y relevante para él.

Lo mismo podemos conseguir si a una mujer que ha tejido toda la vida le damos lana de distintos colores que tendrá que separas uniendo cada color formando un ovillo.

O una persona que haya cocinado siempre, por profesión o por hobbie, y le damos una receta (más o menos sencilla en función de su nivel de deterioro cognitivo), y a continuación le presentamos en una mesa varios alimentos entre los cuales tendrá que seleccionar los que sí corresponden a la receta que le hemos dado.

 


Podemos ayudarte:

 

En Memoria Vital también nos encargamos de estudiar al usuario afectado por demencia y elaborar actividades o ejercicios centrados en la persona, que los motiven, que tengan que ver con su historia de vida, intereses, lo que les gustaba, etc. Además, de esta manera, también se trabajan praxias (movimientos voluntarios para realizar determinadas actividades como puede ser coser), se hace terapia de reminiscencia (conectar al usuario con el mismo, con la que ha sido su vida y su personalidad), y por supuesto, conseguimos motivarlos y que se sientan auto eficaces y con una buena autoestima.

Las actividades que proponemos en este post son solo una muestra de las muchas que se pueden realizar. Si consideras que ninguna se ajusta a tu familiar o amigo, y quieres saber más, o que realicemos un estudio y elaboración de proyecto de estimulación cognitiva centrado en la persona, y que te guiemos para llevarlo a cabo, no dudes en ponerte en contacto con nosotros en info@memoriavitalpsicologia.com.

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